11 de enero de 2015

El realismo se impone

A veces, por mucho que pongas toda tu alma, tu empeño e ilusión, todo tu buen hacer en algún proyecto... no sale como esperabas. Hace unos meses, a escasos veinte kilómetros de Cabo Norte y tras haber recorrido casi sietemil a lomos de la bici, no pudimos llegar al ansiado objetivo por un problema físico. Hoy, sin haber casi empezado siquiera la temporada, me toca ser realista, como entonces, y renunciar a rodar el próximo verano en la París-Brest-París.
Para ser parte de la prueba ciclista más antigua del mundo hace falta ser un tipo duro, física y mentalmente: soportar condiciones climatológicas extremas, aguantar los calambres, el sueño y el cansancio, el dolor de patas y de muñecas, por no hablar del trasero; rodar tanto a la luz del día como, a ratos, de noche con la escasa iluminación que tus fuerzas, aplicadas sobre una dinamo, te pueden proporcionar. Pero también hay que tener otras dos cosas: algo de tiempo (de esto, por suerte o por desgracia, actualmente voy sobrado) y algo de dinero. Y esta es la parte complicada, a día de hoy: hay que pagar inscripciones, ficha federativa, viaje a Francia y estancia de una semana...

El pasado otoño ha sido, como los últimos cinco, durísimo para mi ánimo; pero sobre todo lo ha sido para mi economía: no tengo un duro, y esto ha vuelto a caer sobre mi mente como una losa imposible de mover con las propias fuerzas. Ha sido necesario apalancar la lápida, armarse de paciencia y tesón y empujar fuerte para recuperar la esperanza, pero creo que lo he logrado y ya veo más claro el futuro cercano: este año espero girar definitivamente el timón, abrir mi propio taller y de una vez por todas estabilizar la nave de mi vida. Ese es el objetivo de 2015, y tras cumplirlo tendré tiempo, ganas y espero que posibles para incorporarme de lleno al mundo randonneur. Hasta entonces me conformo con recuperar la ilusión perdida sobre la bicicleta: daré paseos, haré viajes cortos... Si al final consigo participar en alguna brevet lo consideraré un éxito. No importa cuan lejos vayas, sino lo que aprenderás por el camino.

PBP... ¡Nos vemos en 2019!

-------------------------------------------------------------------------

Sometimes, even doing all your best, projects doesn't go as you expected. Last july, just less than twenty kilometers from the North Cape and after riding for almost seventhousand, an injuried shoulder kept us away from the target. Today, not even started, my randonneuring season has been aborted: I won't be in next summer's Paris-Brest-Paris.

Yo must be a tough guy to ride the most ancient cycling event in the world: you should stand extreme conditions, fight tireness and hunger, pedal throug days, and through nights, lightened by just the power your legs can extract from a dynamo. But you also need two other things: time, of what I'm plenty of at the time, and money. You have to pay for riding, for insurance, for travelling to events, for living a wek in France; you need to buy some equipment for you and for your bike... And this is the tough part.

Last autumn has been, as the previous five ones, hard for my soul. But even more for my budget: I'm completely broke, and this has fallen over my brains like a really big rock. I've had to put all my best just to recover myself, but for now I think I'm ok again, and still believing: my target for this year is to finally start my own bussines, a bicycle workshop. Do it and everything will get better, and maybe I could enter the randonneuring world. Till then I'll commute and go on short trips; if I can do one single brevet it will be a big success. It does'nt matter how far you go, just how much you learn as going.

PBP... See you in 2019!

2 comentarios:

  1. Bueno Pepe, aunque creo que no nos conocemos personalmente, compartimos amigos y eso nos acerca. Hay razones de peso y creo que las que esgrimes lo son. Habrá muchas más PBP

    ResponderEliminar
  2. Animo Pepe, todos tus amigos etreinteros te admiramos

    ResponderEliminar